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jueves, 26 de diciembre de 2013

REFORMA DE LA VIGILANCIA DEL GOBIERNO


Ocho grandes empresas de tecnología han firmado una petición para que el presidente Obama y el Congreso de Estados Unidos hagan una reforma en sus prácticas de vigilancia.

La iniciativa ha recibido el nombre de Reform Government Surveillance (Reforma de la Vigilancia del Gobierno, en inglés) y ha sido impulsada por las compañías de AOL, Apple, Facebook, Google, LinkedIn, Microsoft, Twitter y Yahoo. Esta alianza tiene como objetivo principal protestar de forma abierta y formal contra los programas de espionaje y monitorización masiva que la NSA lleva efectuando desde hace años, y que tanta polémica han causado en los últimos meses por la supuesta intercepción de datos de usuarios en algunas de las mencionadas compañías.
La petición se basa en cinco principios que, según las empresas implicadas, deben tenerse en cuenta en la reforma de la vigilancia: limitar la autoridad del gobierno para recolectar información de los usuarios; la supervisión y rendición de cuentas; la transparencia sobre las demandas del gobierno; el respeto al libre flujo de la información y evitar conflictos entre gobiernos.
Además, en esta carta cada uno de los CEOs de las distintas compañías -a excepción de Apple- han escrito una cita propia en la que explican su defensa por los derechos de privacidad de los usuarios.

Reforma de la Vigilancia del Gobierno


miércoles, 18 de diciembre de 2013

MANIFIESTO CONTRA LA VIGILANCIA EN INTERNET



Un manifiesto firmado por 562 intelectuales y escritores, de 82 países, está circulando en redes sociales y en todos los medios. Lo que piden escritores como Coetzee, Grass, Berger, Amis, Ford, Goytisolo o Cercas, es que se termine con la vigilancia a través de medios digitales. Todavía se puede firmar contra espionaje masivo.
Dice el manifiesto del 12 de diciembre de 2013:
En los últimos meses, el alcance de la vigilancia masiva se ha convertido en un hecho bien conocido. Con unos cuantos clics de ratón, el Estado puede acceder a nuestros dispositivos móviles, nuestro correo electrónico, nuestras redes sociales y nuestras búsquedas en Internet. Puede seguir la pista de nuestras inclinaciones y actividades políticas y, en colaboración con empresas proveedoras de Internet, puede reunir y almacenar todos nuestros datos y, por tanto, predecir nuestras pautas de consumo y nuestro comportamiento.
El pilar básico de la democracia es la integridad inviolable del individuo. La integridad humana no se limita al cuerpo como un ente físico. Todos los seres humanos tienen derecho a no ser observados ni molestados en sus pensamientos, sus entornos personales y sus comunicaciones.
Este derecho humano fundamental ha quedado anulado y vaciado de contenido por culpa del mal uso de los avances tecnológicos que hacen los Estados y las empresas que llevan a cabo programas masivos de vigilancia.
Una persona vigilada deja de ser libre; una sociedad vigilada deja de ser una democracia. Si queremos que nuestros derechos democráticos sigan teniendo validez, es necesario que se respeten en el espacio virtual además del espacio físico.
—La vigilancia viola la esfera privada y pone en peligro la libertad de pensamiento y de opinión.
—La vigilancia masiva trata a todos los ciudadanos como posibles sospechosos. Anula uno de nuestros triunfos históricos, la presunción de inocencia.
—La vigilancia vuelve transparente al individuo, mientras que el Estado y las empresas actúan en secreto. Como hemos visto, este es un poder del que se abusa sistemáticamente.
—La vigilancia es un robo. Estos datos no son de propiedad pública; nos pertenecen a nosotros. Cuando se utilizan para predecir nuestro comportamiento, nos están robando algo más: el principio del libre albedrío, parte esencial de la libertad democrática.
» Exigimos el derecho a que cada ciudadano decida cuáles de sus datos personales pueden —a falta de un procedimiento legal legítimo— reunirse, almacenarse y procesarse, y quién puede hacerlo; a que pueda informarse sobre dónde se almacenan y cómo se emplean sus datos; a lograr que se borren sus datos si se han obtenido y almacenado ilegalmente.
» Exigimos a todos los Estados y empresas que respeten estos derechos.
» Hacemos un llamamiento a todos los ciudadanos para que se levanten a defender estos derechos.
» Hacemos un llamamiento a Naciones Unidas para que reconozca la vital importancia que tiene la protección de los derechos civiles en la era digital y cree una Carta Internacional de Derechos Digitales.
» Hacemos un llamamiento a los Gobiernos para que se adhieran a ese convenio.

martes, 3 de diciembre de 2013

NEIL SMELSER Y SU TEORÍA DE LA CONDUCTA COLECTIVA


Neil Smelser, nació en 1930, y es profesor emérito de sociología de la Universidad de California, Berkeley. Sus investigaciones han girado entorno al comportamiento colectivo. Se licenció en la Universidad de Harvard, y a los 24 años fue co-fundador con Talcott Parsons de Economía y Sociedad; convirtiéndose en el quinto director del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias del Comportamiento (1994-2001). 
Se puede afirmar que Neil Smelser inició la moderna sociología del comportamiento, siendo un complemento a los estudios de psicología social en temas como el de la interacción cruzada en los grupos sociales, los comportamientos individuales en situaciones sociales de grupo, o las normas que emergen de las distintas situaciones sociales.

Smelser, y su Teoría de la tensión, puede sintetizarse diciendo: "los episodios del comportamiento colectivo constituyen con frecuencia un primer estadio de cambio social, manifestándose cuando se presentan condiciones de tensión, pero antes de que los medios sociales hayan sido movilizados por un ataque específico y posiblemente eficaz a las fuentes de tensión. Ésta es una razón para definir el comportamiento colectivo como no institucionalizado, lo cual se verifica cuando la acción social estructural está bajo tensión y cuando los medios institucionalizados con el fin de dominar la tensión son inadecuados. (...) El control social bloquea los intentos precipitados de los episodios colectivos para llegar a rápidos resultados; si el control social es efectivo, ello canaliza las energías de los estallidos colectivos hacia tipos más modestos de comportamiento". Opina Smelsen que son necesarios seis elementos determinantes para que exista un comportamiento colectivo: 

1 – Unas condiciones estructurales de conductividad social, que hagan posibles ciertos comportamientos, como por ejemplo, la proximidad espacial, es decir, una infraestructura que permita la conectividad y el flujo de formación e información de ideas. En este caso las redes sociales se comportan como elementos estructurales de conductividad social, al unir conductas heterogéneos en elementos homogéneos gracias a la red. Podríamos hablar de un tipo de "conducta en red". Lo denomina también de prospección social, o la predisposición de un orden social a verse atravesado por comportamientos colectivos. 
2 – Una tensión estructural, es decir, el fenómeno específico que se produce en el ámbito de las condiciones de la prospección; en nuestra sociedad es originada por desigualdades, injusticias o crisis económica que elevan la temperatura del clima social. Es el caldo de cultivo para que las condiciones estructurales de conductividad social se lleven a cabo, es por así decir, como el clima social que lleva a los individuos a identificarse y empatizar con situaciones que les son comunes.
3 – Una creencia generalizada, una teoría, explicación o hecho social que conduzca a una determinada masa crítica a comprender, o creer haber comprendido, la naturaleza del problema. En esta cuestión debemos de separar las creencias que son creadas por grupos políticos y de presión y las que se originan de manera voluntaria por individuos y que luego son los grupos políticos, asociaciones y colectivos las hacen suyas e identifican como sus creencias. Las creencias generalizadas pueden ser falaces o inventadas, ciertas o verdaderas, pero siempre serán incompletas, al hacer comprender una parte o problema como un todo. Yo las denominaría ideas generalizadas o corrientes de opinión con un fuerte componente emocional más que racional. 
4 – Unos factores precipitantes, una chispa que encienda la llama que puede adoptar en ocasiones las más inesperadas formas. Suele coincidir con cambios en la realidad social que se vislumbran como permanentes, es quizás el miedo al cambio lo que lo origina y en muchas ocasiones el más débil acontecimiento lo provoca.   
5 – Una movilización para la acción. Es necesario algún tipo de estructura organizativa que permita, coordine y oriente las movilizaciones. Hablamos de una organización entorno a esas ideas generalizadas que puede o no permanecer en el tiempo o ser apropiada por las asociaciones, organizaciones y colectivos, para sus propios intereses. 
6 – Un fallo en el control social por parte de las autoridades. Provocado por la forma en que estas reaccionan o no ante las protestas. Normalmente es la utilización de la violencia debido a que las normas y valores sociales pueden transgredirse. La provocación a los elementos que componen las formas de control social, como son las leyes establecidas, es lo que van buscando en muchas ocasiones esos comportamientos colectivos que quieren de cualquier forma adscribir sus críticas a la realidad para llevar a cabo un comportamiento colectivo determinado.


A través de estos seis factores sociológicos, Smelser subrayó variables como el anonimato de las multitudes, las crisis económicas, la alienación social o los fuertes liderazgos. Mostró que estas variables simples tienen lugar en combinación con otras variables relevantes para que se vean incrementadas significativamente las posibilidades de que se produzca una determinada conducta social.
Las seis variables en el sistema de Smelser son condiciones necesarias para que se produzca un comportamiento social determinado y cuando se combinan en el mismo tiempo y lugar, son condiciones también suficientes para el surgimiento de un determinado comportamiento colectivo. Así, cuando se combinan simultáneamente se producirá histeria colectiva, pánico, disturbios, reformas o movimientos revolucionarios. Además, sostuvo que los diferentes aspectos de las seis condiciones, y sus combinaciones, podrían predecir cuál de los cinco tipos de comportamiento colectivo mencionado anteriormente se produciría.
Varias han sido las críticas a Smelsen, la primera es la que hay un excesivo papel a las creencias para que se produzca un comportamiento colectivo, con lo que actúa de menoscabo al relieve que debería darse a las condiciones histórico-estructurales y a su especificidad. En segundo lugar, hay una especie de irracionalismo en los comportamientos colectivos, siendo el cambio un producto de una fuente exterior a la colectividad. Y finalmente, se desafía al propio supuesto del extructural-funcionalismo; mientras que Smelsen ve en los comportamientos colectivos una disfunción social que de cualquier modo debe de reabsorber el sistema para seguir subsistiendo. Aunque no sin carencias, la teoría de Smelsen sigue siendo uno de los esfuerzos más ambiciosos y estimulantes para la comprensión de los comportamientos colectivos.  
[Véase, Neil J. Smelser, Teoría del comportamiento colectivo, Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1ª reimp., 1995; Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino, Dicionario de Política, México,  Siglo XXI editores, 14ª ed., 2005, págs. 1016-1017].




viernes, 26 de julio de 2013

ILSE SCHERER-WARREN. LAS REDES SOCIALES PARA EL ESTUDIO DE LAS ACCIONES COLECTIVAS.



Un tema de gran interés es el que tiene que ver con las redes, como formas recientes de organización de la lucha social por parte de las asociaciones y movimientos. Se trataría de una organización social de nuevo tipo, heterogénea y fragmentada, muy diferente del centralismo democrático de las organizaciones tradicionales. Según Ilse Scherer-Warren, las redes traen importantes cambios en la sociabilidad y en la espacialidad, creando nuevos territorios de acción colectiva, un nuevo imaginario social, una comunidad virtual. Sin embargo, si bien amplían las posibilidades de comunicación, también contienen un aspecto de exclusión, pues no todos tienen acceso a la comunicación.
Los movimientos sociales pueden construirse en torno de legados históricos o de raíces culturales. A través de sus varios niveles de manifestación (sumergidas, latentes, virtuales o estructuradas), las redes de movimientos sociales pueden así respaldarse en varias temporalidades: el pasado (la tradición, la indignación), el presente (la protesta, la solidaridad, la propuesta), y el futuro (el proyecto, la utopía). Pero más allá de la noción de tiempos sociales distintos, las redes pueden ser también portadoras de historicidad. Las feministas, por ejemplo, consiguieron criticar y avanzar en relación con una visión universalista y no histórica de los derechos humanos, para la construcción de una noción de derechos de tercera o cuarta generación que tuviese en cuenta la historicidad de las relaciones de género. Según Marques-Pereira/Raes esta noción involucra: «El reconocimiento de la historicidad y de la naturaleza contingente de las reivindicaciones y de los derechos. Esto implica también romper con la idea de que existen estándares normativos naturales, inmanentes, universales y libres de coacciones temporales y espaciales».
En el contexto del mundo contemporáneo, las nuevas tecnologías se presentan como medios eficaces para la aproximación y revisión de varias temporalidades sociales por parte de las redes políticas. Es a través de esos medios que las redes sociales informatizadas no solo consiguen una comunicación en tiempo real, lo que ya es mucho y ha sido bastante estudiado, sino que también aproximan y permiten la reflexión de temporalidades históricas distintas: la tradición, la modernidad y/o la posmodernidad.
Un ejemplo emblemático es el movimiento neozapatista de Chiapas, que consiguió rescatar valores culturales milenarios asociándolos a nuevos idearios posmodernos y difundiéndolos en tiempo real. Se crea así, por primera vez en la historia de la humanidad, un potencial para una dialéctica entre culturas con raíces históricas diversificadas y, quizás, un laboratorio para la construcción de relaciones interculturales de reconocimiento, respeto, solidaridad entre lo tradicional y lo moderno, tal como fue observado por Gadea en relación con Chiapas: 
"En cuanto la fuerza de la escenificación es parte implícita del accionar de los sujetos, la utilización de las redes de comunicación electrónicas, por ejemplo internet, tiende a ser condición prácticamente indispensable para la formación, consolidación y el posterior desarrollo y accionar de los actores individuales y colectivos. Así, se acostumbra a hablar de «guerras virtuales» y de corrientes de solidaridad virtuales, de cierta forma, como especies de «laboratorios» de acciones colectivas".
Las redes sociales primarias, interindividuales o colectivas se caracterizan por ser presenciales, en espacios contiguos, creando territorios en el sentido tradicional del término, es decir, geográficamente delimitados. En
este sentido las redes virtuales, resultantes del ciberactivismo, son intencionales; transcienden las fronteras espaciales de las redes presenciales, creando, por lo tanto, territorios virtuales cuyas configuraciones se definen por las adhesiones a una causa o por afinidades políticas, culturales o ideológicas. Además, pueden intentar tener impacto en las redes presenciales, y viceversa, en una constante dialéctica entre lo local y lo más global, entre lo presencial y lo virtual, entre el activismo de lo cotidiano y el ciberactivismo, tratando de ayudar a la formación de movimientos ciudadanos planetarizados. Hay, por lo tanto, una deslocalización de las fronteras tradicionales comunitarias, locales, hacia el plano global, así como también se abre la posibilidad de que los actores globales revisiten constantemente los planos locales, en la construcción de movimientos globalizados en torno de impactos y visiones alternativas, según lo expresó enfáticamente Abdel-Moneim. 
Las nuevas tecnologías han potenciado las redes como un fenómeno de movimiento social  transformando también  las  dinámicas  simbólicas  de  la  sociedad,  promoviendo  el desarrollo de  las diferentes formas culturales y sus evoluciones y además dando nuevos usos a los sistemas icónicos existentes, es así como la información se convierte en un valor como un elemento maleable que ahora se genera, circula y transforma en las redes, y además en un elemento que encontró un catalizador no siempre positivo en las redes sociales.
Las redes de movimientos sociales pueden analizarse a partir de dos tipos de relaciones principales. Primero, a través de los vínculos directos establecidos entre actores en sus cotidianos, en el ámbito de sus comunidades, en el espacio más restringido de las organizaciones colectivas específicas. En este caso se trata de redes sociales personalizadas. Tal como lo señalan Loiola/Moura, en esa situación «la red se constituye por medio de interacciones que tocan a la comunicación, al intercambio y a la ayuda mutua y emerge a partir de intereses compartidos y de situaciones experimentadas en agrupaciones locales –el vecindario, la familia, el parentesco, el lugar de trabajo, la vida profesional, etc.». Segundo, a través de articulaciones políticas entre actores y organizaciones, en espacios definidos por la conflictividad de la acción colectiva, pudiendo, pues, trascender los espacios de emergencia de la acción, donde ellos se construyen en torno de identidades de carácter ideológico o de identificaciones políticas o culturales. Esa propuesta de articulación en redes de movimientos presupone que las interacciones sociales tenderán a ser relaciones más horizontales, prácticas políticas poco formalizadas o institucionalizadas entre organizaciones de la sociedad civil, grupos identitarios y ciudadanos movilizados, comprometidos con conflictos o solidaridades, con proyectos políticos o culturales comunes, construidos sobre la base de identidades y valores colectivos.
Las redes presentan también una dimensión cognitiva que merece ser investigada, especialmente cuando se busca entender el sentido de las transformaciones sociales encaminadas por las redes de movimientos sociales. Los movimientos contemporáneos vienen construyendo nuevas narrativas para la comprensión de la complejidad en la sociedad globalizada y de la información. En esta nueva situación sistémica pueden destacarse cuatro:
1. Desfundamentalización: confrontándose con la noción de las «grandes narrativas» del marxismo, que contenía la idea de existencia de un sentido subyacente a la historia según el cual hay un rumbo previsto para las luchas de transformación social, la narrativa de las redes concibe los movimientos como colectivos múltiples, construidos en torno de proyectos alternativos (feminismo, ecologismo, movimientos étnicos, de derechos humanos, entre otros). Éstos pueden servir de puentes de comunicación y de difusión de nuevos códigos culturales desarrollados por esas redes para otras redes de la sociedad, oponiéndose a los códigos de las redes dominantes, ya sean nacionales, territoriales y/o de comunidades étnicas o religiosas fundamentalistas. Estas redes comunicacionales y simbólicas contribuyen a la construcción de otras de solidaridad basadas en las intersubjetividades que podrían crearse en la interfaz de las redes de múltiples especificidades.
2. Descentramiento: las «grandes narrativas» privilegiaban un sujeto de la transformación social (especialmente la clase). Las nuevas narrativas de las redes de movimientos sociales han buscado en el pensamiento deconstructivista de la posmodernidad elementos cognitivos que conciben al sujeto a partir de sus múltiples identidades, y la transformación como resultado de la articulación discursiva y de la práctica de variados actores colectivos (v. Mouffe). Así se observa en los foros sociales mundiales y en las grandes marchas nacionales y mundiales o, de forma semiinstitucionalizada, en la Inter-Redes, creada en 2002 a partir de una convocatoria de la Asociación Brasileña de ONGs (Abong), y que se constituyó en una red de redes y de foros de ONGs y movimientos sociales, abordando el fortalecimiento de la esfera pública, la promoción de derechos y la propuesta de políticas.
3. De los esencialismos rumbo al interculturalismo: si las «grandes narrativas» fortalecían la noción de esencialismos colectivistas (dicotomización de las clases), las pequeñas narrativas de los nuevos movimientos sociales de las décadas de los 70 a los 90 contribuyeron muchas veces a un esencialismo de las diferencias (como en algunos abordajes del feminismo y ecologismo radicales).
La cuestión que se les ha presentado a los actores de las redes de movimientos sociales en la contemporaneidad es cómo trascender las fragmentaciones de los nuevos movimientos sociales sin caer en las tentaciones de nuevos unitarismos totalitarios. Según B. Santos, necesitamos una teoría de la traducción que vuelva las diferentes luchas mutuamente inteligibles y permita a los actores colectivos «conversar» sobre las opresiones que resisten y las aspiraciones que los animan. No se trata, por lo tanto, de anular las diferencias, sino de, a través de la dialéctica, realizar el reconocimiento del otro, elevándolo de la condición de objeto a la de sujeto y construyendo la solidaridad, toda vez que ésta solo existe a partir de las diferencias.
4. De la separación entre teoría y práctica al compromiso dialógico en la red: en este ámbito es necesario examinar cómo, a través de prácticas emancipatorias en redes, se ha trabajado o no la relación entre conocimiento-reconocimiento praxis política. Se trata también de repensar las interacciones y articulaciones necesarias entre academia (locusprivilegiado de la producción intelectual), ONGs (agentes relevantes de la mediación entre pensar y actuar) y militancia de base (sujetos del activismo y de la participación ciudadana), los cuales deberían participar de un proceso dialógico de construcción cognitiva en la red.
Por último, las redes que contemplan la crítica intelectual, el trabajo de traducción y de mediación con la praxis movimientista, precisan (y así lo vienen haciendo con frecuencia) crear mecanismos de interlocución e intercambio de experiencias y de autorreflexión, desde las iniciativas locales a las más globales y recíprocamente. En las palabras de B. Santos, «la creación de redes translocales entre alternativas locales es una forma de globalización contrahegemónica –la nueva fase del cosmopolitismo». Será justamente así que la dimensión del pensamiento crítico, o sea, la dimensión cognitiva de las redes, podrá cruzarse con la praxis y contribuir al desarrollo de una solidaridad de lo local a lo planetario y viceversa, y a la creación de las respectivas estrategias emancipatorias.
Véase, Ilse Scherer-Warren, "Redes sociales y de movimientos en la sociedad de la información", en http://www.nuso.org/upload/articulos/3250_1.pdf


jueves, 28 de marzo de 2013

MUSTAFA EMIRBAYER Y SU MANIFIESTO EN PRO DE LA SOCIOLOGÍA RELACIONAL




Filosóficamente, teóricamente  y empíricamente este método de investigación ofrece una alternativa convincente a las perspectivas de auto e interacción, hoy en ascenso, y a los defensores reconocidos en la sociología: selecciones racionales, neo-kantianas, estructuralistas  y fundamentadas en variables. Enfoques nuevos y emocionantes dentro de los análisis cuturales, socio-estructurales y socio-psicológicos ya ejemplifican este amplio potencial; de hecho, los esfuerzos actuales por reconstruir los principales conceptos teóricos así lo demuestren. Además, los pensadores sociales provenientes de una amplia variedad de formaciones disciplinarias, tradiciones nacionales y puntos de vista analíticos y empíricos están rápidamente convergiendo en este marco de referencia, a menudo sin siquiera captar su significado total. Un conjunto de supuestos  --que algunos podrían denominar un paradigma- que inicialmente se refería a la expresión sistemática en la teoría sociológica, al igual que en otros campos como la ftsica, a comienzos del siglo veinte (por supuesto,  sus antecedentes  se remontan a mucho antes); finalmente ahora, a finales de este siglo, estos supuestos comienzan a recibir la atención general que tanto se merecen. A pesar de la atención que se le presta a tantos otros debates,  dualismos y oposiciones  en sociología,  la elección entre los modos de investigación sustancialista  y relacional, una escogencia  entre supuestos básicos con respecto a la naturaleza misma de la realidad social, rápidamente se está convirtiendo en la línea divisoria más importante y trascendentales  en la investigación sociológica.
Hay muchos retos para el futuro; en la sección anterior se discutieron únicamente unos de los más significativos. Los teóricos e investigadores relacionales ahora deben enfocarse en varias tareas. Una de ellas es explorar aún más agresivamente  los niveles analíticos de la cultura y las emociones colectivas, importando hacia estas áreas muchos conceptos y técnicas de investigación  ya elaboradas por los analistas de redes, pero también explotando por ejemplo, los nuevos y apasionantes  enfoques desarrollados por los investigadores  de sociolingüística y socio-psicología. (Los analistas se han estado moviendo hacia el campo de la cultura en números cada vez mayores; sin embargo, hasta ahora el estudio de los flujos emocionales transpersonales  -la  dimensión socio-psicológica- ha permanecido muy subdesarrollado.)  segundo y de forma relacionada, los investigadores transaccionales  deben esforzarse  decididamente para mantener una consistencia teórica en todos los niveles de análisis, no solamente en sus explicaciones  más específicas  según el caso, sino también y especialmente, en sus esfuerzos generales que buscan la construcción de una teoría. Frecuentemente la cautela de los pensadores dentro del ámbito social con respecto a la teorización exhaustiva (¿un residuo sin vigencia de batallas previas contra el legado Parsoniano?) induce una aceptación demasiado difícil de modelos híbridos (por ejemplo, yuxtaposiciones del enfoque del actor racional y el enfoque de análisis de redes). La riqueza y amplitud de las formas relacionales de pensamiento nos permiten evitar este razonamiento ad hoc y desarrollar explicaciones causales en forma más deliberada dentro de un marco de referencia unificado. Finalmente, los pensadores transaccionales  deben comenzar a sistematizar algunas de las formas alternas en las cuales los asuntos y problemas centrales se han tematizado desde su propia tradición. los debates internos se elevarán a un plano mucho más elevado  -y  facilitaran la construcción de teorías después que los analistas comiencen a ver diferencias, por ejemplo, entre Bourdieu y Foucault sobre "poder", entre Tilly y Somers sobre "cultura" o entre Dewey y White sobre "inteligencia", como formas alternativas de proceder desde las mismas premisas filosóficas relacionadas con los procesos-en-relaciones. Únicamente entonces los sociólogos  transaccionales  podrán captar plenamente las posibilidades  y opciones que los confrontan; solo entonces lograrán (y en forma más general la disciplina sociológica) finalmente la claridad teórica y la reflexividad que desde mucho tiempo atrás habrían podido lograr.

miércoles, 13 de febrero de 2013

DE LA LIBERTAD Y LA PRIVACIDAD EN INTERNET. MANIFIESTO DE BARLOW





MANIFIESTO DE JOHN PERRY BARLOW 

Declaración de independencia del ciberespacio 

Gobiernos del Mundo Industrial, vosotros, cansados gigantes de carne y acero, vengo del Ciberespacio, el nuevo hogar de la Mente. En nombre del futuro, os pido en el pasado que nos dejéis en paz. No sois bienvenidos entre nosotros. No ejercéis ninguna soberanía sobre el lugar donde nos reunimos. No hemos elegido ningún gobierno, ni pretendemos tenerlo, así que me dirijo a vosotros sin mas autoridad que aquella con la que la libertad siempre habla. 
Declaro el espacio social global que estamos construyendo independiente por naturaleza de las tiranías que estáis buscando imponernos. No tenéis ningún derecho moral a gobernarnos ni poseéis métodos para hacernos cumplir vuestra ley que debamos temer verdaderamente. 
Los gobiernos derivan sus justos poderes del consentimiento de los que son gobernados. No habeis pedido ni recibido el nuestro. No os hemos invitado. 
No nos conocéis, ni conocéis nuestro mundo. El Ciberespacio no se halla dentro de vuestras fronteras. No penséis que podéis construirlo, como si fuera un proyecto publico de construcción. No podéis. Es un acto natural que crece de nuestras acciones colectivas. 
No os habéis unido a nuestra gran conversación colectiva, ni creasteis la riqueza de nuestros mercados. No conocéis nuestra cultura, nuestra ética, o los códigos no escritos que ya proporcionan a nuestra sociedad mas orden que el que podría obtenerse por cualquiera de vuestras imposiciones. 
Proclamáis que hay problemas entre nosotros que necesitáis resolver. Usáis esto como una excusa para invadir nuestros limites. Muchos de estos problemas no existen. Donde haya verdaderos conflictos, donde haya errores, los identificaremos y resolveremos por nuestros propios medios. Estamos creando nuestro propio Contrato Social. Esta autoridad se creara según las condiciones de nuestro mundo, no del vuestro. Nuestro mundo es diferente. El Ciberespacio esta formado por transacciones, relaciones, y pensamiento en si mismo, que se extiende como una quieta ola en la telaraña de nuestras comunicaciones. Nuestro mundo esta a la vez en todas partes y en ninguna parte, pero no esta donde viven los cuerpos. 
Estamos creando un mundo en el que todos pueden entrar, sin privilegios o prejuicios debidos a la raza, el poder económico, la fuerza militar, o el lugar de nacimiento. Estamos creando un mundo donde cualquiera, en cualquier sitio, puede expresar sus creencias, sin importar lo singulares que sean, sin miedo a ser coaccionado al silencio o el conformismo. 
Vuestros conceptos legales sobre propiedad, expresión, identidad, movimiento y contexto no se aplican a nosotros. Se basan en la materia. 
Aquí no hay materia. Nuestras identidades no tienen cuerpo, así que, a diferencia de vosotros, no podemos obtener orden por coacción física. 
Creemos que nuestra autoridad emanara de la moral, de un progresista interés propio, y del bien común. Nuestras identidades pueden distribuirse a través de muchas jurisdicciones. La única ley que todas nuestras culturas reconocerían es la Regla Dorada. Esperamos poder construir nuestras soluciones particulares sobre esa base. Pero no podemos aceptar las soluciones que estáis tratando de imponer. En Estados Unidos hoy habeis creado una ley, el Acta de Reforma de las Telecomunicaciones, que repudia vuestra propia Constitución e insulta los sueños de Jefferson, Washington, Mill, Madison, DeToqueville y Brandeis. Estos sueños deben renacer ahora en nosotros. 

Os atemorizan vuestros propios hijos, ya que ellos son nativos en un mundo donde vosotros siempre seréis inmigrantes. Como les teméis, encomendáis a vuestra burocracia las responsabilidades paternas a las que cobardemente no podéis enfrentaros. En nuestro mundo, todos los sentimientos y expresiones de humanidad, de las mas viles a las mas angelicales, son parte de un todo único, la conversación global de bits. No podemos separar el aire que asfixia de aquel sobre el que las alas baten. 
En China, Alemania, Francia, Rusia, Singapur, Italia y los Estados Unidos estáis intentando rechazar el virus de la libertad erigiendo puestos de guardia en las fronteras del Ciberespacio. Puede que impidan el contagio durante un pequeño tiempo, pero no funcionaran en un mundo que pronto será cubierto por los medios que transmiten bits. 
Vuestras cada vez mas obsoletas industrias de la información se perpetuarían a si mismas proponiendo leyes, en América y en cualquier parte, que reclamen su posesión de la palabra por todo el mundo. Estas leyes declararían que las ideas son otro producto industrial, menos noble que el hierro oxidado. En nuestro mundo, sea lo que sea lo que la mente humana pueda crear puede ser reproducido y distribuido infinitamente sin ningún coste. El trasvase global de pensamiento ya no necesita ser realizado por vuestras fabricas. Estas medidas cada vez mas hostiles y colonialistas nos colocan en la misma situación en la que estuvieron aquellos amantes de la libertad y la autodeterminación que tuvieron que luchar contra la autoridad de un poder lejano e ignorante. Debemos declarar nuestros "yos" virtuales inmunes a vuestra soberanía, aunque continuemos consintiendo vuestro poder sobre nuestros cuerpos. Nos extenderemos a través del planeta para que nadie pueda encarcelar nuestros pensamientos. 
Crearemos una civilización de la Mente en el Ciberespacio. Que sea mas humana y hermosa que el mundo que vuestros gobiernos han creado antes. 
Davos, Suiza a 8 de febrero de 1996