George Simmel (1858-1918), filósofo y sociólogo alemán, es todavía una figura discutida. Unos lo ven como el fundador de la sociología moderna mientras otros sólo como un estilista brillante, su obra constituye una propuesta holística para comprender la interacción como fundamento de las relaciones sociales. La obra de Simmel contribuyó a dar forma al desarrollo de uno de los primeros centros de sociología norteamericana, la Escuela de Chicago, y su teoría central: el interaccionismo simbólico, que llegaron a dominar la sociología norteamericana durante los años veinte y principios del de los treinta. Mientras a Max Weber y a Karl Marx se procupaban de cuestiones de gran envergadura como la racionalización de la sociedad y la economía capitalista; Simmel obtuvo fama por sus trabajos sobre fenómenos a pequeña escala, especialmente la acción y la interacción individual.
Epistemológicamente Simmel sostuvo kantianamente que toda experiencia de contenidos está conformada por categorías a priori. Esta postura es básica para comprender la distinción entre forma y contenido, que posteriormente pasó a ser el principio metodológico de su sociología. La distinción es claramente analítica: la forma es sólo un principio básico de organización de la percepción, una modalidad de experiencia que estructura lo que en su unidad inmediata carece de estructura. Por lo que comenzó a ser reconocido por su análisis de las formas de interacción (por ejemplo el conflicto), y de los tipos de interacciones (por ejemplo, el extraño). Lo que visionó Simmel fue que la comprensión de la interacción entre la gente era una de las grandes tareas de la sociología, y sobre todo, que es imposible estudiar el voluminoso número de interacciones de la vida social sin disponer de herramientas conceptuales. Es así como nacieron las formas de interacción y los tipos de interacciones; comprendió que podía aislar una cantidad limitada de formas de interacción que se daban en un elevado número de escenarios sociales; así podrían conocerse y analizar los diversos marcos en que se desenvuelve la interacción.
Para Simmel los contenidos de la interacción constituyen su fuerza motriz: impulsos, propósitos, intereses y otros elementos que existen en los individuos. Las formas de interacción o formas sociales no son, como las formas de la cultura, entidades reales estructuradas, sino aspectos abstractos, analíticos, de la realidad social. Se las podía concebir mejor como configuraciones estructurales básicas o principios estructurantes. Simmel encontró justificación para esta distinción en la independencia de de las formas y los contenidos.
Los principios estructurales que enumeró el propio Simmel son: la relación supraordinación-subordinación; la relación antagonismo (conflicto); la división del trabajo o relación de interdependencia funcional; la relación intergrupo-extragrupo y el principio conexo de formación de partidos; el principio de representación; los principios de estructuración espacial y temporal, y el aspecto cuantitativo.
El significado objetivo de las formas sociales reside para Simmel en sus características esenciales y grado de variación empírica, por un lado, y en sus consecuencias por otro. Cuando Simmel analizaba el comportamiento individual, lo veía sobre todo como el resultado de motivos individuales y de reacciones, psicológicamente configuradas, a la estructura de la situación.
Para saber más, artículo de Ronald L. Breiger, "Control social y redes sociales: Un modelo a partir de Georg Simmel", http://www.ucm.es/info/pecar/Articulos/Breiger2.pdf
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