"El surgimiento de las identidades proyecto se convierte en la cuestión clave, capaz en potencia de reconstruir una nueva suerte de sociedad civil y, a la larga, un nuevo estado. A este respecto, no seré prescriptivo ni profético, sino que más bien me extenderé sobre los resultados provisionales de mi observación de los movimientos sociales y los procesos políticos. Mi análisis no excluye la posibilidad de que unos movimientos sociales bastante diferentes a los considerados aquí puedan tener un importante papel en la construcción de la sociedad futura.
(...) El hecho de que una comunidad se construya en torno a una identidad de resistencia no significa que probablemente evolucione hacia la construcción de una identidad proyecto. Puede muy bien mantenerse como una comunidad defensiva. O, también, puede convertirse en un grupo de interés y unirse a la lógica de la negociación generalizada, la lógica dominante en la sociedad red. No obstante, en otros casos, las identidades de resistencia pueden generar identidades proyecto, orientadas hacia la transformación de la sociedad en su conjunto, en continuidad con los valores de una resistencia comunal a los intereses globales establecidos por los flujos globales de capital, poder e información.
(...) A saber, la globalización, la reestructuración capitalista, la interconexión organizativa, la cultura de la virtualidad real y la primacía de la tecnología por la tecnología, los rasgos clave de la estructura social de la era de la información, son las fuentes mismas de la crisis del estado y de la sociedad civil tal y como estaban construidos en la era industrial.
(...) Así pues, la lógica dominante en la sociedad red provoca sus propios desafíos en la forma de identidades de resistencia comunales y de identidades proyecto que surgen potencialmente de esos espacios, en condiciones y mediante procesos que son específicos de cada contexto institucional y cultural. La dinámica contradictoria resultante se encuentra en el centro del proceso histórico mediante el cual se está constituyendo una nueva estructura social y la carne y hueso de nuestras sociedades.
(...) El nuevo poder reside en los códigos de información y en las imágenes de representación en torno a los cuales las sociedades organizan sus instituciones y la gente construye sus vidas y decide su conducta. La sede de este poder es la mente de la gente. (...) Quien gane la batalla de la mente de la gente gobernará, porque los aparatos rígidos y potentes no serán un rival, en el espacio de tiempo razonable, para las mentes organizadas en torno al poder de redes alternativas y flexibles.
(...) Las entidades que expresan proyectos de identidad orientados a cambiar los códigos culturales deben ser movilizadoras de símbolos. (...) He observado dos clases principales de estas entidades potenciales. A la primera la denominaré los profetas. Son personalidades simbólicas cuyo papel no es el de los dirigentes carismáticos o el de los estrategas sagaces, sino el de dar un rostro (o una máscara) a una sublevación simbólica, de tal modo que hablen en nombre de los insurgentes. (...) Las transiciones históricas, a menudo operadas en medio de instituciones que se desmoronan y de formas políticas exhaustas, siempre han sido el tiempo de los profetas.
(...) Sin embargo, la segunda y principal entidad detectada en nuestro viaje por las tierras habitadas por los movimientos sociales es una forma de organización e intervención interconectada y descentralizada, característica de los nuevos movimientos sociales, que refleja y contrarresta la lógica interconectada de dominio de la sociedad informacional. (...) Estas redes hacen algo más que organizar la actividad y compartir la información. Son los productores y distribuidores reales de códigos culturales. (...) Es este carácter descentralizado y sutil de las redes de cambio social el que hace tan difícil percibir e identificar los nuevos proyectos de identidad que están en camino. (...) En estos callejones traseros de la sociedad, ya sea en redes electrónicas alternativas o en redes populares de resistencia comunal, es donde he percibido los embriones de una nueva sociedad, labrados en los campos de la historia por el poder de la identidad".
[Manuel Castells, La era de la información: economía, sociedad y cultura, III Vols. Vol. II. El poder de la identidad, México, Siglo XXI Editores, 3ª ed., 2001, págs. 396-402. Cursivas del autor].
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